Como un huevo a una castaña

Buenos días, niñas! cómo están esos cuerpos? hoy os traigo una entrada que por el título podría parecer gastronómica, pues no, porque hasta que no se quede libre el puesto de cocinera superchuli (y yo aprenda a hacer cupcakes, claro) que tiene Alma Obregón, no pienso mover una cuchara.

 

Resulta que vi una tela "maaarvellous" en la tienda a la que voy habitualmente, y dije yopamí: "ainsss..." o sea, que me la tuve que comprar :)

 

Había visto en la revista Espejito un vestidito ideal con una tabla a cada lado y un vuelo mu gracioso y tal. Corté todo, lo cosí, le puse su puntilla en el delantero, se lo puse a mi chiquitita y zas! le quedaba mega corto, pero no como un "Marito" no, que se le veía el pompis, jasmías!

 

No me quedaba más tela y las pinzas me quedaban raras raras, así que fui a comprar un trocito más de tela, volví a casa y le di vueltas un para de días. La solución final fue desmontarlo entero, plancharlo bien planchao y volver a cortar con un patrón básico recto con volante en el bajo, porque claro, para alargarlo hubo que poner volante.

 

Como tenía una costura en todo el centro dónde había metido yo las puntillas, la tenía que disimular, así que puse una jareta (se llama así?) como si fuera cerrado por delante con botones. Las mangas las dejé como estaban y lo cerré con cremallera invisible. Va forradito y combinado con marrón chocolate.

 

Al final, cualquier parecido con la idea primera es pura coincidencia.

 

Y aquí os dejo mis fotillos, espero que os guste:

 

 

 

 

Y con niña dentro, que lleva leotardos y zapatos marrón, pero se ve todo negro...no sé por qué...

 

 

Y aprovechando la tela tan mona, aunque no me dio tiempo a participar en el desafío del libro de agujas que organizó Momita's blog (el premio eran unas tijeras divinas, tipo chatelaine, como las de Sira en ETEC), pues me he hecho uno, creo que me va a venir bien sobre todo para organizar por tamaño las agujas de la máquina.

Este es:

 

 

 

Nos leemos!

Besos